Por Raúl Zárate Ch. / Cajamarca

La actividad más lucrativa junto al narcotráfico es la política, la diferencia entre ellas: es que una es considerada ilícita y la otra oficial, no obstante ambas han convivido y se han dado la mano, puesto que, los une la codicia al dinero.

Las mascaradas acaban al amanecer, a la salida del sol no tienen razón de ser, su reino es la noche, la oscuridad, amparados por el anonimato que brinda la máscara se juega con el temor, el morbo, trasgredir valores, presentarnos tal cual somos.

La política es una mascarada, discursos oficiales, campañas políticas que prometen tantas cosas, detrás de las palabras se hallan los arreglos a puerta cerrada, los lobbies, el dar gato por liebre, contando para ello con los medios de comunicación radiales y televisivos y la prensa, el protocolo que imposibilita acceder a los altos personajes del poder.

La realidad es que cada vez se acentúa la pobreza, los ricos aumentan sus dividendos y la clase media , antes la clase pensante y luchadora o bien se adhiere a la política capitalista o se confunde con las luchas del pueblo.

El mundo actual se halla polarizado y si no estalla es por una razón lógica, los gobernantes tienen a los militares de su lado, del otro lado el pueblo tiene la razón y la verdad insuficientes para promover con éxito un cambio sustancial en la sociedad.

Acuñar términos como pluricultaridad, empoderamiento, ejercicio democrático, derechos y deberes, es una tarea de todos, en especial de los docentes, los cambios empezarán cuando los discursos no sean solo palabras solemnes sino ideas en el corazón de las juventudes.