¿Por qué es tan difícil resocializar?
Por Fernando Núñez Figueroa / Cajamarca
¿Quién dice la verdad y quién miente en la baraja de soluciones a la situación de crisis permanente del sistema penitenciario? Tengamos en cuenta que alrededor de cada discurso, elaborado por cada una de las agencias del sistema penal (legislador, policía, poder ejecutivo, etc) sus autores echan a andar el péndulo de la atención pública, distrayendo su centro de atracción de sus propios errores y responsabilidades.
Por ejemplo, no nos imaginamos que un particular que concesione el servicio de almuerzos del penal de Huacariz acepte que el Estado le imponga aumentar las raciones que la sobrepoblación de presos necesita, a menos que el gobierno cubra su pago de manera proporcional. Pese a lo cual, se repite que la solución a todo serán la concesión de los penales a terceros, aun cuando hoy el Estado carece de los medios para cumplir su deber de que ningún penado sufra de hambre o ande mal nutrido.
El hilo de la madeja que desenrolla el crítico problema de (re) socializar a los penados se rompe por el lado más débil, de la prestación de los servicios básicos elementales que aseguren un trato humano y digno al preso, sin los cuales la palabra resocializar se vuelve un espejismo cuando no es usado para justificar la vigencia de una institución que hemos convertido en el bolsón donde se arrojan a todo lo que nos es repulsivo.
Mientras subsista un déficit a la demanda de servicios (materiales y profesionales) que acompañen el tratamiento que reciben los internor en un penal, y no haya intención de hacerlo por ser vistos como escorias desechables de esta sociedad, las cárceles seguirán sirviendo de ollas de presión de la inseguridad y el crimen organizado, que no es un secreto se aglutina, organiza y reúne su logística dentro de ellas. No nos engañemos tampoco, en un penal no están los más peligrosos como uno cree, la mayoría de la población penal, en el Perú y el resto del mundo, lo está por delitos patrimoniales - robo o hurto y microcomercialización de estupefacientes, dejando a una minoría reducida el lugar para los jefes de bandas de extorsionadores, los mercaderes de la droga y asesinos seriales.
La sociedad exige protección y, en lugar de someter al yugo judicial a estos últimos, vemos que las cárceles se colmatan, en una proporción escalofriante de 3 y hasta 7 presos por cada cama. ¿Como hacer lugar a los mercaderes o peces gordos del crimen sin espacio, sin dinero y sin seguridad? Challapalca sirvió para hacernos abrir los ojos a esa cruda realidad, sin embargo corremos el peligro de volver a nuestro ensueño si no exigimos un uso racional de los recursos del sistema penitenciario y del sistema penal, en su conjunto.
Si tan difícil es brindar seguridad y un tratamiento penitenciario a un criminal prontuariado, cuyo ejemplo corrompe al lábil y novato que convive a su lado, ¿porque no se prioriza la necesidad de la cárcel sobre aquel y se buscan alternativas a la prisión a los delincuentes primarios, a los no violentos, en fin a los que como dice Zaffaroni “están en la cárcel por tener sus defensas bajas”?
Las reformas que se hagan en ese sentido no van a dejar bien parados a los que defienden discursos del tipo “metan a la cárcel a todos” o del sofisticado pero falaz “que aprendan dentro de la cárcel a respetar a sus semejantes”. Como si fuera posible enseñar a alguien a escribir con los ojos vendados.
Los abogados sin ser concientes del todo tienen un arma para desactivar esa olla de presión cuando defienden ante un tribunal la falta de necesidad de una pena efectiva para sus defendidos. Pero ese poder, el único que el conocimiento penal no tendría por que abandonar, se pierde cada vez que se cambia el punto de vista dependiendo de a que lado de la barra nos situemos, sea del acusado o del acusador. Pero no caigamos en el error fácil de buscar un único culpable. Si bien es cierto, los abogados son quienes lo hacen andar, los responsables de la maquinaria penal son los poderes que la ponen en funcionamiento, llámese ejecutivo, judicial o policial. Y hasta ahora no parece que tengan la intención de que funcione de otra manera.