Por Raúl Zárate / Cajamarca

Abrir la ventana para ver las estrellas, un regalo a los ojos de un niño, una taza de chocolate en los labios de la abuela.

25 de diciembre, Navidad, mas la Navidad ya la hemos agotado previamente, entre tanto ir y venir a realizar compras, en el panetón que probamos el 03, 10 y 15 de diciembre, en la publicidad televisiva que no trae paz, sino busca compradores, los niños en primera fila.

Una amiga me comenta que la navidad, no recuerda el nacimiento de Cristo, pues Jesús no nació un 25 de diciembre, esta afirmación es cierta, la Navidad fue una fiesta impuesta por la religión católica. No obstante, lo incuestionable es que la navidad es la fiesta de los niños y Jesús, a quien prefirió es a los pequeños, por su pureza, candidez y alegría.

Niñez que paulatina y lamentablemente ha ido perdiendo estas cualidades, actualmente pocos niños creen en que Santa Claus obsequia regalos, pocos aceptan el regalo que se les da, la mayoría decide; lo que erróneamente muchos atribuimos a viveza, no es más que la pérdida de una edad de oro, con la anuencia de los padres y la aprobación de la pandilla.

Sobremanera me complacería que los juguetes más vendidos, sean aquellos que motiven la inteligencia, los que fomenten el deporte, los que traigan paz e ilusión, los que preserven en la niñez su inocencia y ternura, los que generen compromiso y solidaridad.

Navidad es la búsqueda de nuestra pureza, ascensión de recuerdos, reflexión y amor. La función primordial no es de carácter monetario, sino la práctica de valores empezando con el cuidado de la niñez.

Y tu Madre, y tu Padre, que vas a obsequiar a tus hijos está Navidad, una Laptop, acaso un avión de plástico, lo que importa es el cariño y la imaginación, el procurar un mundo mejor para todos.