¿Qué celebramos en el día del Idioma?
Por Fernando Núñez Figueroa / Cajamarca
Un día que oía Radio Nacional cerca de la una de la tarde, escuché la entrevista que uno de los periodistas hacía a la inefable y sorprendente, no por su genio que es bien conocido sino por sus respuestas, Marta Hildebrant, entonces, congresista de la República.
Lo que inicio con las aduladoras palabras de bienvenida a la señora Hildebrant, fue cambiando con el transcurso de los minutos en un dialogo puntilloso gracias a quien pudo, solo como ella, poner nervioso al mismísimo entrevistador. A continuación algunos párrafos del diálogo que se dio entre la lingüista y el periodista.
-¿Doctora Marta qué le suscita la fecha de hoy, 23 de abril, día mundial del libro?- pregunta el periodista.
- A que se refiere con eso. ¿Hoy es día del libro? No sabía. ¿Donde está publicado?- responde ella, inquisitiva.
- Pues, lo dicen las publicaciones que hemos recibido…
- ¿Quien lo ha declarado? Hasta donde sé, hoy conmemoramos el día del idioma castellano. ¿Sabe usted, desde cuando se aprobó el día del libro?
- Parece hay acuerdo en el mundo para rescatar esta fecha el valor que tiene la lectura.
- Mmm, yo no conozco ningún día del libro, solamente del idioma.
- Hablemos entonces del día que celebramos hoy. ¿Qué opinión le merece que en nuestro país se venga incentivando al público para que lea más?
- Yo no estaría tan segura de eso- ironiza la díscola entrevistada.- ¿Usted cree que la gente en realidad lea más?
- Pues, me parece que así es…- responde el entrevistador, luego de pensarlo un poco.
- Ah, es su opinión.
- ¿Le parece que hoy día se celebra como se debiese al idioma?
- ¡Que celebrar, ni nada!, con las justas vale la pena conmemorar que es distinto.
Hasta para preguntar por el día del idioma, debemos sentirnos responsables de usar adecuadamente las palabras.
El ejemplo del periodista nos demuestra que no es tan grave desconocer la causa de que el mismo día 23 de abril se celebre el día del libro; siempre y cuando no sea uno el propio entrevistador. En ese caso la ignorancia que diría Facundo Cabral, es una forma inconsciente de hacer el mal, repercute más aún en el que oye. A veces un hombre culto se vuelve en nocivo por negligencia. En el hombre público eso parece ser una ley. Por ejemplo, no creo que los que escuchamos ese día a dicho periodista, volvamos a recuperar rápidamente la confianza en lo que él nos diga la próxima vez.
Estamos de acuerdo con la lingüista en que no se puede celebrar sino conmemorar la importancia del idioma, pues cada vez nos expresamos peor y tenemos menos la necesidad de ejercitarlo, favorecido por las conversaciones entrecortadas del twiter y el chat.
Pero la necesidad de rescatar el valor de la palabra para expresarnos clara y honradamente, es imperativo. La recuperación del real significado de las palabras y su uso, para un fin tan humanizador como la política, el derecho y las artes, en general, es un trabajo de todos, donde hay que ser solidario y sincero, con nosotros y, desde luego, con el resto.